Cuando el riñón falla: hemodiálisis y diálisis peritoneal
Todos los usuarios de ASSE y del sector privado pueden acceder sin costo a estos tratamientos.
La hemodiálisis implica trasladarse al centro hospitalario, la diálisis peritoneal se hace en domicilio.
Cuando una persona requiere sustituir la función renal porque sus riñones ya no funcionan tiene tres opciones: hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante de riñón.
“El paciente tiene derecho a elegir y disponer del tratamiento que quiere. Pero para eso tiene que saber en qué consiste cada uno y cuáles son sus riesgos. Pero es él que decide y a veces, por no tener la información, opta sin saber”, señaló la licenciada en Enfermería, Rossana Laborda.
Laborda es la supervisora y encargada del Instituto de Medicina Altamente Especializada (IMAE) de Diálisis Peritoneal del Hospital Maciel, hospital en el que también funcionan otros dos IMAE: Hemodiálisis y Precursores Hematopoyéticos, más conocido como el de Trasplante de Médula Ósea.
Tanto en hemodiálisis como en diálisis peritoneal lo que se hace es limpiar la sangre de sustancias dañinas, función que en una persona sana le compete realizar al riñón.
Son tratamientos de por vida de los que la persona solo se puede librar si opta por hacerse un trasplante renal.
“Siempre le sugerimos al paciente que esté en una lista de espera, para lo cual lo ponemos en contacto con el IMAE de trasplante. Todo va a depender de la compatibilidad con los donantes por lo que la persona puede estar meses o años esperando un riñón”, explicó Laborda.
Qué diferencia a los tratamientos.
El tratamiento de hemodiálisis requiere que la persona concurra tres veces por semana al IMAE correspondiente para realizar un procedimiento que dura cuatro horas.
“El paciente tiene que contar con un acceso venoso, que puede ser un catéter o una fistula arteriovenosa, y se lo conecta a una máquina que oficia de riñón artificial.
La sangre sale del organismo por una línea, es depurada y se la devuelve al paciente por otra línea”, detalló Laborda en diálogo con El País.
En cuanto a la diálisis peritoneal, consiste en un tratamiento de autocuidado que realiza la persona en su domicilio luego de que se le coloca en el abdomen un dispositivo llamado catéter peritoneal.
Ese procedimiento se hace en block quirúrgico con cirujano.
Luego recibe un entrenamiento especial para que pueda realizar solo en su casa el tratamiento de diálisis.
El mismo consiste en infundir líquido de diálisis por el dispositivo que se le colocó. El líquido permanece en el peritoneo, depura las impurezas y a las tres o cuatro horas se hace una conexión para retirarlo.
Este recambio, que se llama DPCA (Diálisis Peritoneal Continua Ambulatoria), se debe practicar cuatro veces al día: de mañana, al mediodía, de tarde y de noche.
“Cada recambio lleva más o menos media hora, que es lo que insume lavarse las manos, preparar el material, infundirse y drenarse”, señaló Laborda.
Agregó que para este procedimiento es necesario contar con un espacio en el domicilio con una canilla próxima, que puede ser del baño o de la cocina, para poder lavarse las manos.
Si hay puertas y ventanas se deben cerrar para evitar corrientes de aire.
La otra posibilidad en domicilio es la DPA (Diálisis Peritoneal Automatizada), que se hace con una máquina llamada cicladora, en cuyo uso también se entrena al paciente.
La misma es proporcionada sin costo por el Fondo Nacional de Recursos (FNR) con el solo requisito por parte del laboratorio que la suministra de que el usuario tenga la instalación eléctrica adecuada.
“La persona se puede conectar en la noche. La máquina dializa, realiza todos los recambios en esas horas y a la mañana el paciente se desconecta y queda pronto para su actividad diaria sin inconveniente”, explicó la licenciada en enfermería.
Laborda comentó que por lo general los pacientes eligen la diálisis peritoneal antes que la hemodiálisis por una cuestión de comodidad, salvo que se trate de una persona con dificultades, como ser no vidente, que impidan que pueda hacerlo solo y deba recurrir a un familiar para que lo asista.
“Tenemos casos de familiares que asumen el tratamiento con un cariño y un amor impresionante”, destacó la especialista.
Mientras que entre la DPCA y la DPA, lo más común es que se opte por la cicladora cuando se trata de una persona que trabaja muchas horas fuera de casa, cosa que le dificulta realizar los recambios pautados.
Hospital Maciel. Foto: Archivo El País
En cualquiera de los tratamiento de diálisis, la persona puede estar haciendo otra cosa mientras se lo practica. Esto es más evidente en la hemodiálisis, en que debe estar cuatro horas conectada a una máquina.
“Puede estar leyendo, durmiendo, mirando televisión o contestando el celular. Algunos incluso comen.
En el caso de la diálisis peritoneal, si bien el recambio dura apenas media hora, tratamos de que esté tranquilo y que no se distraiga porque debe controlar cómo drena, si se llenó la bolsa o si el líquido es claro”, indicó Laborda.
La especialista apuntó que para todos los casos se pone especial cuidado de explicar la técnica e incluso proporcionar un material ilustrado para que la persona no tenga ninguna duda.
“Les mostramos la problemática que puede haber y le enseñamos todo lo que es necesario para evitar una infección. En los tratamientos en domicilio debemos estar seguros de que el paciente lo sabe hacer. Después, existe una comunicación permanente porque en el IMAE de Diálisis Peritoneal trabajamos las 24 horas, hay un teléfono de retén y una línea fija. También hacemos seguimiento domiciliario para que el usuario se sienta más seguro”, señaló.
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